Un día yo tuve que tomar una decisión que me dio mucho miedo, pues iba a cambiar toda mi vida, mis sueños, mi seguridad, en definitiva, todo… Y cambió.
Estaba todo muy claro, pero yo tenía miedo de actuar. Yo sabía que la luz no combinaba con las tinieblas, pero aún así yo intentaba engañarme… “Cuando nos casemos, él cambia. Con el tiempo, yo lo convenzo. Yo puedo ser un ejemplo de Dios para él. Dios puede usarme para salvarlo”… Esos pensamientos me enflaquecían, me amedrentaban y me impedían tomar una actitud que iba a exigir un sacrificio muy grande de mí, pues realmente, ellos son muy convincentes, ¿no cree?
Pues son, no estoy diciendo que todos los casos son cómo el mío, pues existen personas que realmente consiguieron el cambio después de casarse, que con el tiempo lo convencieron y que fueron usadas por Dios para cambiarlo. Cada caso es un caso, pero la clave de todo es la fe.
Siempre tengo jóvenes preguntándome: “Nanda, ¿qué hago en este caso?”
Mi respuesta es siempre la misma: “¿Qué tienes fe para hacer? ¿Cuál es tu fe?”
De nada sirve hacer lo que fulana o tal persona hizo si usted no tiene fe para aquello, y está haciendo sólo porque ella hizo y le salió bien. El secreto está en la actitud de fe y no en la actitud sola.
Es la combinación de las dos sumada al sacrificio, que vence el miedo y le da la certeza. Sin eso, realmente es mejor ni actuar.
Nanda Bezerra
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