Es común que las parejas mantengan una relación solamente por segundas intenciones, es decir, tener una relación, no por el sentimiento sino por lo que se puede tener y aprovechar de la persona como un padrón de vida confortable o una posición social deseada.
La psicóloga Miriam Barros explica que eso tuvo origen en algún tipo de relación que la persona vivió, y que depende del grado de ambición de la persona. “Ellas aprenden a valorar otras cosas, como por ejemplo el dinero que el otro tiene. Si lo que importa es sólo eso, no se preocupará por los sentimientos de la pareja”.
Para darse cuenta de una relación por interés requiere de mucha observación. “Dependiendo de la persona con quien se relaciona, es posible captar las pistas. Por ejemplo, si vive utilizando las cosas, usando el dinero con libertad y hasta con exageración, son algunos indicios para prestar atención. Pero eso no quiere decir que no tenga ningún sentimiento, pero son consejos para estar atento”.
Según Miriam, personas con este perfil aprovechador poseen algunas características psicópatas, por eso no sienten las consecuencias. “Muchas personas que hacen eso tienen personalidad desequilibrada y difícilmente se sentirán culpables o desearán reparar el daño causado. Además de esto, no tendrán una relación de amor, de afecto, porque no es esto lo que priorizan. Sin embargo, en un momento esta relación verdadera le hará falta, pero eso solamente será con el paso del tiempo, cuando esté pasando por alguna situación difícil”.
Sin embargo, las consecuencias para quien creyó en una persona con segundas intenciones son desastrosas. “Cuando ella se da cuenta de esto, siente que fue usada y su autoestima se ve afectada. Puede tener una crisis y entrará en una próxima relación con más desconfianza. A menos que esté también no priorice el amor y prefiera vivir en una relación superficial”, dice la psicóloga.
El problema está en que será inseguro en las siguientes relaciones. “Es difícil no volver a caer en una relación basada en segundas intenciones, pero eso es posible cuando se conoce a la persona. Tiene que tener cuidado para no colocar una situación específica en la vitrina. La participación en la vida del otro debe ser natural y poco a poco, sin tener que ir muy rápido en la relación, además debe ser cuidadoso en mostrar aquello que se tiene o que ya se conquistó. Es necesario estar atento, pero tampoco debe exagerar ni desconfiar demasiado”, concluye Miriam.

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