Compromiso en el enamoramiento

Aunque la Biblia no proporciona una lista de reglas para el enamoramiento, existe en sus páginas materiales de orientación suficiente para iniciar una relación feliz.

Lo que empieza mal termina mal, por lo tanto usted debe orar antes de iniciar un período de cortejo y pedir a Dios luz verde. Para aquellos que no saben, tratar a la enamorada como a una hermana es un mandamiento de Dios no es una norma inventada por el pastor, no. "… a las jovencitas, como a hermanas, con toda pureza" (1 Timoteo 5:2). La actitud aquí se aplica en el enamoramiento. La enamorada no puede ser tratada como objeto de placer. Ella es la imagen de Dios, y Él quiere respeto con sus hija.

Una joven o un joven que está comprometido en un enamoramiento y busca a otra persona con interés de coquetear, ciertamente todavía no presenta la madurez suficiente para enamorarse.

Es bueno que ambos sean prudentes (Tito 2:6). El mundo secular dice que el amor es ciego, pero los ojos de los hijos de Dios están abiertos para observar el comportamiento y el carácter del otro. Si ocurre una traición durante el enamoramiento, la atención debe ser redoblada. Es necesario evaluar si la persona será capaz de honrar en el futuro, una relación más seria, en la que los lazos de hermandad son incluso mayores. Esta pregunta debe hacerse en el espíritu, porque el corazón humano es engañoso. (Jeremías 17:9). Sentimientos movidos por la emoción traen confusión y malos frutos. A diferencia de la sabiduría, que exhorta al amor, trayendo arrepentimiento y restauración.

Otro factor que debe ser analizado es la costumbre de mentir de cualquiera de los dos. Si él o ella miente, ¿qué le hace pensar que no mentira en el futuro?

Si bien muchas parejas de enamorados ignoran la cuestión del "mal carácter", esto es también una de las cuestiones que necesitan ser trabajadas durante el período del enamoramiento. Si en verdad hay amor, uno va a ayudar al otro. Es necesario tener tiempo para la oración y el ayuno. Porque es así como Dios va a obrar para restaurar el carácter de los dos, preparándolos para un futuro brillante.