jueves, 26 de julio de 2012

La amistad en el amor


Es bueno ser amado, pero para eso se necesita saber amar. Es la ley de la reciprocidad. Cuando existe en una relación una amistad sincera, esa relación tiene todo para ser exitosa. El estado o condición de ser sincero y tener integridad de carácter es lo que hace la diferencia. Considerada como una gran virtud, la sinceridad es la puerta a una relación feliz.

La amistad entre una pareja es uno de los regalos más grandes que un ser humano puede disfrutar. Es por encima de cualquier interés, entre personas que se aman, produce frutos como la alegría de dar y recibir, en amar y sufrir, en la confianza y la entrega sin reservas.

La Biblia dice en el libro (2 Timoteo 3:1,2) que en los "últimos días" las personas serian amadores de sí mismos. En muchos matrimonios dar de sí mismo sin garantía de reciprocidad es visto como un signo de debilidad. La gran verdad, sin embargo, es que en un matrimonio exitoso, uno se sacrifica por el bienestar del otro.

Aunque la tarea de darse continuamente por otro no es la más fácil, debe ejercitarse diariamente, y aprender a superar el egoísmo para ser feliz. Preguntas como: "¿Qué ventajas tengo con esta relación?" Necesitan ser extirpadas del corazón. En su lugar, debe preguntarse: "¿Qué estoy haciendo para fortalecer mi matrimonio?"

El noviazgo, deja en claro qué clase de persona tendrá a su lado. Una persona que sólo busca su propio interés como objetivo, sólo demuestra el cuánto no está preparado para asumir una relación de a dos. Situaciones simples como gestos de bondad que ha hecho exclusivamente para beneficiar a la persona amada, escuchar con paciencia sus desahogos, cuando no quería escucharlos, o incluso preguntarse en cuantas actividades ha participado que agradaron a la persona que usted tanto dice amar.

Lo que se siembra se cosecha, no se puede cosechar lo que no se sembró. La clave, entonces, es la siembra con un corazón sincero, porque los frutos son buenos.

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