“¡Mi jefe me discrimina por mi color de piel! Estoy en este trabajo hace más de dos años y nunca fui ascendida ni recibí un aumento”, reclamó ella con voz triste.
“¿Realmente será por eso? Si tu patrón fuese racista o si no le cayeses bien, nunca te habría contratado, o ya te habría echado…”
“Entonces ¿cuál es la razón de todo esto? Me siento perseguida, siempre me está llamando la atención…” Alegó.
“Mira, vas a hacer lo siguiente. Durante esta semana, elegirás un buen momento para hablar con tu jefe, pregúntale cuál sería el horario y día apropiado para conversar con él. En este día, no reclames, hazle las siguientes preguntas:
- ¿Qué cree que podría hacer para mejorar mi trabajo?
- ¿Cuáles son las cosas que usted cree que no hago bien y que debo cambiar?
Después de la conversación, supo exactamente lo que se esperaba de ella y comenzó a trabajar de forma diferente y a hacer más, incluso, más de lo que se esperaba que hiciese.
En pocos meses, ¡su jefe la ascendió con un aumento de sueldo excelente y el ambiente en el trabajo es otro!
“Ahora me siento más segura de mi misma y amo mi trabajo. Mi jefe y yo nos llevamos muy bien”.
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