Cada vez que el Señor Jesús se acercaba a una persona, le preguntaba: “¿En qué puedo servirte?”. La Biblia dice: “(…)el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos.”, (Marcos 10:43, 44). Llevemos esta palabra a la vida sentimental.
Hay matrimonios que viven peleados y discutiendo y otros que son felices; algunos parecen una olla a presión, viven al borde de la explosión, ¿por qué? Porque uno pone tanta presión sobre el otro, que la relación está siempre a punto de estallar. Eso sucede porque uno de los dos quiere todo para sí, aparece el famoso egoísmo.
El Señor Jesús, siendo quien era, buscaba servir a las personas. ¿Usted quiere ser el señor de su esposa, la señora de su marido? Debe servirlo, pero no de mala gana ni por obligación, debe hacerlo de todo corazón, así sí va a funcionar.
El encanto de la relación está en servir. Empiece a servir sin esperar recibir algo a cambio, sin presionar al otro ni presionarse a usted mismo.
Mírese al espejo y pregúntese si es una persona fácil o difícil de tratar. ¿Usted se casaría con usted mismo? Si la respuesta es no, empiece a servir, bríndese al otro y de esa forma su relación será completamente diferente. No importa durante cuánto hayan estado juntos, sirva a su pareja con amor y con fe. Hágalo, aunque el otro no lo merezca, y sin esperar nada a cambio.
Los solteros deben, en primer lugar, servir de todo corazón a Dios, luego a quienes están a su alrededor… Recuerde que aquel que está dispuesto a servir atrae a la persona correcta.
Lo esperamos este sábado a las 19hs en la Terapia del Amor para seguir enseñando sobre estos temas relacionados a la vida sentimental. En Av. Corrientes 4070, Almagro.
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