El interés de las mujeres en el período de cortejo y de noviazgo, parece ser más fuerte que cuando se casa. Muchas mujeres creen erróneamente que el matrimonio por sí solo traerá complicidad.
Algunas esposas no conocen ni siquiera las cosas más principales de su cónyuge, y esto puede influir negativamente en la relación de una pareja. Por supuesto, que todo a su tiempo.
Existe toda una vida para que se conozcan. Hay casos en que el esposo y la esposa ya saben lo que el otro quiere con sólo mirarse, tamaña intimidad.
Es natural que con el tiempo el estilo de ropa, la preferencia por la comida, la literatura, entretenimiento, deportes, decidir sobre cuestiones específicas, grado de formalidad, forma de expresarse en la vida intima y educación, entre otras decenas de cosas, sean del conocimiento de la esposa. Conocer al cónyuge, sin embargo, no ocurre solamente con el pasar de los años, pero, principalmente por el grado de interés que la esposa tenga.
El matrimonio será siempre una relación de comunión espiritual, porque cuando una mujer se casa con un hombre, ella es una sola carne con él. Para orar por el cónyuge es importante que la esposa lo conozca. Dios observa todas estas cosas y considera sabia aquella que sabe conducir su casa en armonía.
El primer paso es la comunicación dentro de su propia casa. Hablar, escuchar y comprender hacen parte de ese proceso. La comunicación no siempre es fácil cuando uno de los cónyuges tiene un comportamiento temperamental. La mujer, sin embargo, tiene el poder para cambiar las situaciones que parecen imposibles, al buscar la sabiduría de Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario