“Hola, Cristiane. Conocí a un muchacho que decía ser creyente, de otro estado y me casé con él. Nos conocimos a través de cartas y por teléfono. En ese momento, hace 7 años, yo estaba loca por él, al punto de perdonar hasta la traición. Sin embargo, hoy, reconozco que si lo hubiera conocido mejor no me habría casado. Él es egoísta, miedoso, sin fe, flojo, prejuicioso y descuidado. Él vive en la pornografía, siendo que yo nunca le falté en el sexo a él. Me cansé de estar intentando cambiar esta situación. Me siento muy sola. Vivo fría y decepcionada con él y hasta me interesé en otros hombres. Nunca fue feliz en la vida sentimental. Por favor, ayúdeme, pues ya no sé que más hacer.” – Amiga.
Respuesta:
Amiga, yo entiendo que no debe ser fácil para usted toda esa situación, pero la verdad, querida, ¡sé que usted puede cambiar eso! Sí, usted esta yendo bien: ¡usted puede! Por más que se haya casado sin conocer a su esposo, aunque parezca que él no tiene más solución, la verdad es que él sí puede cambiar.
Si usted quiere transformar su matrimonio, amiga, entonces, usted debe ser la primera en cambiar sus actitudes, como también cambiar la manera de ver a su marido.
Ningún ser humano es hecho solo de defectos, con seguridad si usted lo mira con otros ojos, verá que él también tiene cualidades, y, quizás, usted hasta se sorprenderá, pues ¿quién dice si usted no terminará encontrando muchas más cualidades de lo que pensaba?
Otra cosa: hágale a él lo que a usted le gustaría que él le hiciera a usted, es decir, sea para él lo que usted desearía que él fuera para usted, cariñoso, amigo, comprensivo.
Y por encima de todo, busque a Dios por él, para que él sea totalmente transformado.
¡Dios la bendiga!
(*) Respuesta retirada del blog de Cristiane Cardoso.
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