Existen varios tipos de soledad: la que se vive de a dos; cuando realmente no hay nadie junto a uno; soledad porque quizás ella ya conoce a Dios pero aún no ha podido encontrar la persona ideal para ser feliz… Esta clase de personas no tienen ganas de trabajar, ni de salir a la calle, ni de arreglarse; no tiene ganas de hacer nada.
El objetivo del mal es destruir todo, acabar con la felicidad, con la vida de la persona y ha conseguido hacer eso en la vida de muchos porque, en el momento en que la persona tiene que enfrentar la situación se presenta débil delante del problema.
Si me presento fuerte delante del problema, pasaré a prevalecer, a dominarlo y a vencerlo.
La Biblia dice: “Si fueres flojo en el día de trabajo tu fuerza será reducida”, (Proverbios 24.10). La clave no es defenderse, es enfrentar el problema, porque los miedos existen para ser enfrentados.
Usted tiene que ser diferente, porque si se muestra débil, el mal no será flojo, vendrá con todo en su contra. Entonces, usted tiene que ir con todo en su contra también. El mal se aprovecha de la diferencia que hay entre dos cabezas que piensan diferente y las convierte en un problema.
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