“Pero esa es la idea. No quiero que esté llena”, le respondí, esperando que mis palabras evitaran que la maleta estuviese aún mas llena en nuestra próxima parada. Pero en cambio, esto es lo que escuché:
“¡Eres egoísta! ¿Por qué no puedo poner algunas de mis cosas en tu la maleta? Yo siempre preparo nuestras maletas y ni siquiera me lo agradeces… ”
¡Ay! Esto me dolió… ¡No lo esperaba!
Me quedé sin palabras. Después de unos minutos para reflexionar, todavía aturdido por el golpe, le pregunté a Cris alegremente: “Solo dime algo, ¿cómo la palabra “egoísta” pudo entrar en una conversación sobre maletas después de solamente tres oraciones?” Y ambos nos reímos de esto.
En el camino al aeropuerto, yo todavía estaba pensando en ese intercambio de palabras, y en cómo es tan fácil para las parejas entrar en una discusión sobre las cosas más insignificantes. Sólo tiene que añadir el estrés a la mala elección de palabras, y agregar un poco de orgullo a su gusto, y el resultado será una explosión.
Chicos, esto puede suceder más rápido que un Lamborghini pasa de 0 a 60 mph.
Chicas, esto puede ser más rápido que usted ponerse su pintalabios mientras conduces, mirarse en el espejo retrovisor para chequear los labios, y aún mantener la atención en la carretera al mismo tiempo.
Y esto es lo que pueden hacer para evitar que tales explosiones sucedan:
Mantenga la conversación a 1 metro de la tierra – lo que sucedió cuando Cris me lanzó la palabra “egoísta” fue que ella elevó la altura de la conversación de 1 a 15 mil metros, así, de la nada. Yo estaba haciéndole un comentario sobre mi maleta y de repente ella llevó el tema hasta el nivel de ataque al carácter. No es de extrañar que me haya sentido mareado… Ella subió demasiado, ¡y demasiado rápido! Cuando usted está conversando con su pareja, manténganse en el tema en cuestión. Si están hablando de comida, no digas “insensible” o “no te importa lo que me gusta” en la conversación. Aténgase al tema del arroz quemado y a cómo usted prefiere que se cocine el arroz la próxima vez. Y si usted realmente quiere hablar sobre algo de un nivel más alto, entonces, asegúrese de ser bien más cuidadoso al abordar el tema. Tenga una conversación separada sobre ese tema, pero otro día. “Cariño, quiero hablar de cómo a veces siento que no estás siempre tan sensible a mis gustos como yo a los tuyos.”
Sepa cuándo parar – Si yo hubiera parado en mi primer comentario, después que Cris me había dado una respuesta absolutamente razonable, nada de eso habría sucedido. El problema está en que nosotros a veces hablamos demasiado. Queremos tener la última palabra. Podríamos parar y dejar pasar, pero creemos que debemos seguir y salirnos con la nuestra. Créame, no vale la pena. Recuerda esto: Hay ciertas cosas que suceden en una relación que usted nunca debe dejar pasar, pero son muy pocas y raras. La mayoría de las veces, usted puede ignóralas y olvídalas. La vida es demasiado corta para quedarse molesto y peleando por tonterías.
Las palabras son provocantes – He visto esto muchas veces el en atendimiento a las parejas. La mayoría de las parejas discuten no porque están en desacuerdo sobre principios fundamentales, sino porque eligen las palabras equivocadas para comunicar lo que piensan y sienten el uno por el otro. Tener cuidado de qué y cómo usted habla es una de las habilidades más importantes que usted desarrollará en una relación.
Ríase de la situación - Cuando alguien pisa su dedo del pie, usted tiene dos opciones: pisar el dedo de la otra persona, o sentir el dolor, pasar la mano para aliviarla, y seguir adelante. El buen humor alivia los momentos de tensión en una relación. Tiene que aprender a usarlo con frecuencia y aceptar cuando su pareja hace lo mismo para aliviar la tensión entre los dos. El hecho de haberme reído de cómo la palabra “egoísta” entró tan rápido en mi conversación con Cris, nos ayudó a detenernos antes de que alguien resultara herido y seguimos adelante.
Seguramente podría haberme exaltado y transformado la conversación en una gran discusión, habría atacado a Cris con palabras, y más tarde todavía guardar algún resentimiento. Pero yo tengo una paranoia de ligereza.
No me gusta cargar peso.
Obispo Renato
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