sábado, 15 de septiembre de 2012

El día que mi esposa me llamó egoísta (1)

Me gusta viajar con poco peso. No llevo mi billetera en el bolsillo, no me gusta cargar las llaves y, siempre que puedo hasta me quito el reloj. Y cuando voy a la cama, me quito también mi anillo de boda. Así que pueden decir que tengo paranoia de ligereza.

Pues bien, hace algunos días, Cris y yo estábamos a punto de salir del hotel que estábamos. Todavía no regresaríamos a la casa, sino que seguiríamos el viaje hacia otra ciudad donde teníamos otras responsabilidades que cumplir. Cuando estaba cerrando mi maleta, me di cuenta de que estaba más llena que cuando llegamos al hotel. Una segunda mirada me mostró por qué: Mi querida esposa había trasladado algunos artículos de su maleta, que ahora también ya estaba más llena, a la mía (no me pregunte cómo ella logra regresar a la casa con más cosas en la maleta que antes de que saliéramos.)

Amo a mi esposa, pero odio maletas pesadas y sobrecargadas. Así que respiré profundo, cerré la maleta, y luego hice un comentario mientras salíamos de la habitación: “Me di cuenta que pusiste algunas cosas de tu maleta en la mía.” Ella dijo, “Oh, sí, la tuya tenía mucho espacio, y la mía ya estaba llena.” Ahí es donde yo debería haber callado. Fin de la historia. Después de todo, tenía sentido. La de ella estaba llena, y la mía tenía bastante espacio – yo habría hecho lo mismo.

Pero tuve que abrir la boca y decir una cosa más.

Continuara...

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