He reflexionado mucho sobre el matrimonio actualmente.Debo decir que ha sido muy interesante ver dónde mi matrimonio comenzó.
Sucedieron tantas cosas desde entonces, no puedo ni siquiera reconocer a la mujer que yo era en aquella época. Cuando me casé a los 20 años era inmadura, y como era de esperar, cometí muchos errores.
Crecí leyendo novelas románticas.
A los once años tomaba los libros de mi madre y me perdía en sus páginas.
De un héroe a otro, aprendí una cosa – en algún lugar de este mundo, había un hombre que haría todo lo que yo quisiera, diría todo lo que yo quisiese que dijera, de la manera que yo quería, me daría todo lo que deseaba recibir y sería todo lo que yo quería que fuese. Y en el extraño momento en que el hiciese algo contrario a mi voluntad, vendría corriendo a pedirme disculpas.
Ah, no podía esperar a conocer a es Príncipe Encantado!! Jajaja
Puedes imaginar lo feliz que estaba cuando me casé.
Finalmente, viviría mi cuento de hadas. Estaba lista para que él me llevase e sus brazos. Quería ser encantada por mi príncipe.
Pero el príncipe con quien me casé terminó siendo un sapo! (Eso parecía a los ojos de la niña que creía en cuentos de hadas).
Él nunca hacía lo que esperaba de él, siempre decía algo equivocado, no explicaba su punto de vista con tanta paciencia y suavidad como los héroes de aquellos libros románticos, nunca me permitía tener la última palabra, nunca conversaba durante horas al hilo, como un mejor amigo!
Ahora, encuentro todo eso muy gracioso, pero en aquella época, era doloroso darme cuenta que el hombre perfecto que yo esperaba, no existía.
Y ahora?
Era momento de despertar!
El verdadero amor no es un mero sentimiento.
No es tener expectativas egoístas.
No es sentir aquel escalofrío en la barriga.
No!
El verdadero amor es mucho mejor, mucho más fuerte, mucho más superior que la idea de amor retratada por Hollywood y por las novelas románticas.
Verdadero amor es acción, sacrificio, es una decisión – cuanto más temprano aprendas a separar el amor de tus sentimientos, cuanto más temprano experimentarás el verdadero amor.
Por Moti Bernardino
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