Gato por liebre

La muchacha va a la computadora y conversa con un muchacho que está al otro lado de la pantalla. Y al mismo tiempo ella conversa al menos con otras cinco personas. Ellos se preguntan la edad, si están enamorados, estudiando, trabajando, en fin. Y mientras esperan la respuesta de uno, están ansiosos por saber si los demás van a responder también. Es una espera frenética por parte de los involucrados. Hasta que ella se interesada por un muchacho y dice:

- Hable un poco más de usted. ¿Cuál es su edad, su profesión...?

Él responde:

- Ah... Tengo 25 años y estoy terminando la escuela de medicina.

"Hummm", ella piensa.

El supuesto muchacho, entonces, al darse cuenta del interés de la joven, pregunta si pueden hacer una cita. "Puede ser en el centro comercial", él añade, creyendo que ella se quedaría más tranquila si el encuentro fuese en un lugar público.

- Esta bien. - Ella responde

En el día señalado, la muchacha llega al nivel feria y se queda horas esperando por el individuo que demora en aparecer. Las personas entran y salen, las mesas se llenan, se vacían, y nada que aparece el ex-futuro quién sabe-nuevo novio.

Y cuando ella ve el nivel feria casi completamente vacío y siendo limpiado por el personal, es que percibe a un hombre mirando fijamente a su rostro. Ella no hace caso, pero recuerda que desde que llegó allí él no para de mirar.

Es entonces cuando él aparece en su delante y le pregunta si ella es la muchacha del chat. Al principio por miedo, no lo confirma, pero como él dice muchos detalles de la conversación que tuvieron por la computadora, ella no consigue contener la omisión por mucho tiempo. Sin embargo, permanece intrigada, porque, después de todo, él no aparenta ser nada de aquello que decía ser por Internet.

Entonces ella no puede contener su curiosidad e ira, y le pregunta:

- ¿Usted es la misma persona que converso conmigo el otro día por el chat?

- Sí, ese soy yo. - Él responde animado.

- Pero usted no se ven como de 25 años... – La constatación de ella viene en tono irónico...

- Bueno... Vea... En verdad... (le da una leve tos) ... Tengo 65 años.

- ¡Lo estoy viendo! ¿También me dirá que no es un estudiante de medicina?

- No, estudiante no soy. Soy un doctor, pero retirado.

Lo peor es que es verdad

Si usted no quiere ser engañada como la muchacha de la historia anterior, tenga cuidado dejarse llevar por la ingenuidad y creer en todo lo que lee en los chats y correos electrónicos. Porque una reciente encuesta, publicada en la revista 'Journal of Applied Social Psychology', explica que las personas mienten más cuando están hablando por detrás de un ordenador que en persona.

Es por eso que esa estrategia de tratar de conseguir un novio por Internet puede ser realmente una gran tontería. Porque usted puede creer que está hablando con una persona y en realidad estar hablando con alguien totalmente diferente a la de su imaginación. Y no sirve de nada dejarse engañar por una buena imagen o de la belleza estampada en la página, que se corre el riesgo de estar revelando parte de su vida a un extraño que incluso puede ser un criminal.

Seguramente ha oído hablar de casos de relaciones amorosas que funcionaron, pero sin duda también ha oído que la mayoría de las relaciones por Internet terminaron en estafa, mentiras, violencia sexual y / o muertes.