“Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; sino que en la ley del Señor está su delicia, y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará.”, (Salmos 1:1-3).
En momentos de dificultades en la pareja, es común que uno o ambos miembros de la relación busque consejos en amigos o familiares, intentando solucionar los problemas.
El punto es que no siempre esos consejos son los correctos. Por ejemplo, ¿qué orientación positiva sobre la pareja le puede dar una persona que se encuentra soltera, divorciada o infeliz? Lo que pueda decirle estará basado en su experiencia personal, que no le resultó bien.
Antes de correr para escuchar atentamente los consejos de otro, mejor doble sus rodillas y pida orientación a Dios. A través de Su Palabra, Él le mostrará cuál es el camino que debe tomar para solucionar sus dificultades, ya sea perdonar, cambiar algo que no está bien, ser más paciente o incluso ser más demostrativo y afectuoso. Una vez que haya definido la dirección en la que irá, júntese con su pareja, charlen amistosamente, pídanse perdón y avancen juntos para solucionar lo que generó el problema.
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