miércoles, 7 de noviembre de 2012
¡Consumar la Obra!
¿Cómo puedo honrar a mi marido? ¿No sería hacer aquello que está bajo mi responsabilidad ,lo mejor para servirlo?
¿No sería un compromiso serio terminar todo lo que pusiese en mis manos?
Nosotros solo podemos glorificar a Dios cuando consumamos la obra que Él nos confió.
Y, ¿qué obra Él nos confió?
La de salvar almas.
El alma del ser humano es muy compleja. Es elevada a varios sentimientos, ilusiones e incluso busca su propia gloria. Normalmente busca resolver los problemas personales, antes que servir y consumar la obra que Dios le confió.
Tú, como lector, tienes una responsabilidad para ser consumada, pero depende mucho de tú querer honrarla.
Si nunca valoraste tu alma, tampoco puedes valorar el alma del prójimo. Si nunca luchaste contra tus sentimientos, nunca valoraste el peligro de los sentimientos ajenos.
El alma del ser humano es un mundo. Es tan fácil el ser engañada y eludida. Está sedienta por algo más. Es curiosa. Es aventurera. Es terca. Es insistente en sus ideas. Se alimenta de ilusiones que no traen la solución.
Sin embargo, también es creativa. Busca incesantemente novedades. Siempre falta algo para completar.
Para salvar el alma de ese laberinto de elecciones e ilusiones, hay que arrancar la venda de los ojos. Hay que liberarla del engaño. Hay que traerla a la luz para dar la dirección.
¡Eso es lo que falta a muchos dar a las almas afligidas! ¡Vida!
Viviane Freitas
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