miércoles, 16 de mayo de 2012

Sí, amor y libertad pueden y deben ir juntos

Controlar a dónde va, no dejarlo salir con los amigos, no tener el tiempo para hacer sus cosas, todo esto y mucho más indica una relación que aprisiona a la persona, dejándola sin libertad, y muchas veces es llamada amor.

Pero, según la psicóloga Blenda de Oliveira, este tipo de relación dependiente y posesiva no puede ser considerada amor. "Cuando no hay libertad, no se habla de amor. Amor es cuando se sienten libres, con la opción de estar juntos, compartiendo y lidiando con las diferencias. El amor verdadero proporciona crecimiento e individualidad".

Y cuando no existe esta libertad, individualidad en la relación, hay serias consecuencias. "Llega a ser algo sofocante, poco agradable, cargada de mucho control, impidiendo el crecimiento de las personas involucradas", explica Blenda.

Eso fue lo que sucedió con la publicista Ana Paula Rocha, de 28 años. "Mi ex quería controlar, incluso a mis amistades del curso de inglés. Se quedaba en la puerta esperándome para observar con quien conversaba al final de la clase. Me sentía angustiada durante la clase, porque sabía que él estaba afuera, no por el placer de buscarme, sino por una obsesión, que él llamaba amor".

Pero, lo contrario tampoco es positivo. Tener libertad en exceso hace la relación demasiado permisiva. "Es como si uno no se importara más con el otro, no se cuidasen, porque todo lo que amamos, lo cuidamos, lo cual no significa controlar. Da la sensación de ser una relación muy suelta, sin un profundo conocimiento de quién es el otro", dice Blenda.

Según ella, la verdadera libertad se adquiere principalmente por el amor propio. "Si la persona se ama, en primer lugar, ella mantendrá su individualidad. Cuando hay una buena autoestima, es posible vivir mejor la relación sin miedo a perder al otro. Pasa a ser una opción y no una obligación de estar con el otro", dice.

Además de tener amor propio, la psicóloga también da otros consejos sobre cómo tener una buena relación amorosa y libre. "Es necesario cultivar la libertad desde el comienzo, así como dejar en claro, lo que le gusta, y como cada uno vive su vida, sus valores. Las cosas que le desagradan deben ser conversadas, ya que el diálogo y la intimidad son fundamentales. También es importante que uno se interese en lo que cada persona vive, para que puedan celebrar juntos las conquistas", concluye.

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