Cuando uno se da más que el otro

Estamos siempre esperando algo a cambio de alguien que queremos agradar. Cuando la madre hace una comida deliciosa, dedicando parte de su tiempo a eso, por ejemplo, ella espera que los hijos lo noten y elogien, la abuela arregla una ropa antigua del nieto imagina que él por lo menos lo va a comentar. Esta expectativa no es diferente en las relaciones afectivas. Quién hace algo para su pareja siempre espera algún tipo de agradecimiento o elogio por su dedicación.

El obispo Renato Cardoso, dice que no es aconsejable que uno de al otro todo lo que puede y no reciba nada a cambio. Todo tiene que ser un intercambio, ya sea de afecto, palabras, consejos. Cuando esto no sucede en una relación, es necesario entender que la mejor manera de pedir a la otra persona es que la actitud sea recíproca. "Por lo general, el compañero - a causa de las prisas, el estrés del día a día o incluso por no prestar atención a las señales - no imagina que el otro se está sintiendo incómodo con algunas situaciones".

Él resalta que, en general, no es la naturaleza del hombre dar abrazos y besos todo el tiempo, aferrarse a las fechas conmemorativas, preguntar si la mujer necesita algo, elogiar en varias ocasiones durante el día y principalmente percibir cambios que parecen ser pequeñas a sus ojos. Así, es común que una mujer se martirice, por creer que el compañero no está prestando suficiente atención. Pero eso no quiere decir que él ame menos.

"Cuando una persona crea una gran expectativa en la pareja y espera que él la sorprenda todos los días y haga lo mismo que ella haría, la probabilidad de sufrir, frustrarse y molestarse es grande, y eso hace con que la relación no fluya. Las personas no son iguales, nos corresponde decir lo que nos gustaría que el otro cambie", dice la psicóloga Andreia Rodrigues Mello.

Según el obispo Renato, la mujer espera demasiado del esposo. "Si el hombre es inteligente, va a percibir algunas pistas y para hacer un comentario inteligente. Esto, con seguridad, va a agradar a la esposa y le dará más ánimo y estímulo para las realizaciones personales dentro del hogar. Además de eso, es importante que los hombres casados sepan que el trabajo nunca pueda estar en primer lugar. La esposa debe ser una prioridad". Añade que si la pareja no está correspondiendo a lo que el otro espera, es necesario entender el motivo.

"Él nunca más necesito que le exija"

La abogada Eliza García percibió que se daba más para las tareas de la pareja de su esposo. Después de una conversación con él, sin presión, todo cambió. "En el principio de nuestro matrimonio ambos trabajábamos durante todo el día, y cuando llegaba a casa él se iba directamente al baño, mientras yo preparaba la comida. Después que cenábamos, su preocupación era elegir una película para ver y pensar en la ropa que usaría al día siguiente, y yo lavando la ropa, los platos y organización la casa. Eso me molestaba demasiado, hasta que un día comencé a reclamar de cansancio, pero ni con mis señales él se daba cuenta de lo cuan molesta estaba por no tener ningún contribución de él".

Pero Eliza no desistió, y un día muy tranquilo, llamó a su esposo para hablar y le dijo que ellos podrían pasar más tiempo juntos en la noche si él la ayudase con alguna cosa en la organización de la casa. "Al principio él estaba desconfiado con lo que yo estaba diciendo. Le expliqué que no era una obligación, pero yo tendría menos tareas y que ello contribuirá a mi bienestar. Después de ese día, él nunca más necesito que le reclamara nada, pues sólo yo le indicaba algo y él me ayudaba con prontitud. Esto ocurre no sólo con las tareas domésticas, sino también con nuestros compromisos del día a día", concluye.