martes, 31 de enero de 2012

¿Hay algo malo conmigo?


Independientemente de que situación una persona enfrentó o esté enfrentando, probablemente haya pensado que algo salió mal por su causa. Y esto no es diferente en el amor. Pero, no siempre estos pensamientos son coherentes con la verdad y lo que es peor, aun traen consigo tristeza y desánimo en el día a día. ¿Su relación está pasando por situaciones difíciles?, ¿ustedes pelean mucho?, ¿el amor no parece ser tan intenso como antes?. ¿Qué hacer en este caso?

"En primer lugar, cada uno debe pensar en el problema como un todo. Analice lo que le llevó a la situación. Si la pareja no está entendiéndose, examine quien en realidad erro. Vea si alguien se entrometió en los asuntos de los dos y, si por eso, el problema gano una mayor proporción, y así sucesivamente. En fin, analice todo. Seleccione los pros y los contras y comience a pensar cuál es realmente su parte de culpa", dice la psicóloga Lucileide Mendonca Figueiredo.

Según ella, hay ocasiones - especialmente en los días de discusiones - que su compañero termina hablando de tantas cosas malas que hacen con que usted se sienta mal, culpable y termine pensando que realmente hizo algo equivocado. Cuando esto comienza a ocurrir sucesivamente, surge una pregunta común: "¿Hay algo malo conmigo?"

"No siempre el problema está en usted y si estuviere, todos tienen dificultades, pero tienen también tiempo para solucionarlas. No se castigué, juzgando, o incluso torturándose por algo. Las cosas pueden salir equivocadas y usted puede hacer algo que al otro no le guste, pero corresponde a cada uno detenerse y reflexionar para saber lo que puede ser mejorado", sugiere Lucileide.

No guarde rencor. Respire profundo, hable con si mismo, y en especial con su pareja y siga haciendo su parte. Sin embargo, nunca espere que el otro haga algo que usted haría por él. No cree expectativas para no decepcionarse. "No sea cruel, pensando que las cosas sólo salen mal en su matrimonio. Todo puede mejorar, sólo depende de la voluntad de cada uno. Séa feliz hoy. Resuelva las cosas ya y no lo deje para después. Hable, pero escuche también", concluye la psicóloga.

Una historia

"Cuando empecé mi relación, era muy tranquila. Rara vez peleábamos, aunque nos veíamos unas o dos veces por semana. Después de casi seis años juntos, decidimos casarnos. Y fue entonces cuando las peleas comenzaron", recuerda administradora de empresas Paula Félix.

De acuerdo con Paula, todo estaba igual, excepto que después del matrimonio, el esposo empezó a ver que ella tenía amigas y amigos, le gustaba reír de las cosas que los otros decían, tenía ganas y deseos de ir a la universidad y el nunca lo imaginó.

"Aguante durante algunos meses. Me pregunté si el problema era realmente yo. Pero primero, decidí a hablar y exponer mis pensamientos, y también oí mucho lo que él tenía que decir, después de todo, para los demás nuestras actitudes pueden ser interpretadas de otra manera. Después de nuestra conversación, todo quedo bien", dice Paula.

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